Centro de Psicología y Terapias Alternativas de Tomares y Sevilla.

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sábado, 9 de septiembre de 2017

LA MUERTE ESPIRITUAL


René Daumal 

Y el único acto inmediato que puedes cumplir es despertar, es tomar conciencia de ti mismo. Entonces,vuelve tu mirada sobre lo que crees haber hecho desde el comienzo de este día: quizás es la primera que te despiertas realmente; y es sólo en ese instante que tienes conciencia de todo lo que has hecho como un
autómata, sin pensamiento. En su mayoría, los hombres nunca despiertan siquiera hasta el punto de darse cuenta de haberse dormido. Ahora, acepta –si quieres- esta existencia de sonámbulo. Tú podrás comportarte en la vida como ocioso, como obrero, campesino, comerciante, diplomático, artista, filósofo,
sin despertar nunca, sino cada cierto tiempo; justo lo necesario para gozar o sufrir de la manera como duermes; sería incluso tal vez más cómodo –sin cambiar nada de tu apariencia- no despertar en absoluto.
Y como la realidad del espíritu es acto, no siendo nada la idea misma de “substancia pensante” cuando no es pensada en el presente, en ese sueño, ausencia de acto, privación de pensamiento, no hay nada: es realmente la muerte espiritual.
Pero si tú elegiste ser, has emprendido un camino muy duro, siempre en subida, y que reclama un esfuerzo a cada instante. Tú despiertas: e inmediatamente debes despertar otra vez. Despiertas de tu despertar: tu primer despertar aparece como un sueño a tu despertar profundo. Por esta marcha reflexiva la conciencia pasa perpetuamente al acto.
Mientras que los demás hombres, en su gran mayoría, no hacen más que despertar, dormir, despertar, dormir; subir un escalón de conciencia, para volver a bajarlo de inmediato, sin elevarse jamás por encima de esta línea zigzagueante. Tú te encuentras y te reencuentras lanzado en una trayectoria indefinida de
despertares siempre nuevos, y como nada vale sino para la conciencia que percibe, tu reflexión sobre este despertar perpetuo hacia la más alta conciencia posible constituirá la ciencia de las ciencias. Yo la llamo METAFÍSICA; pero, por ciencia de las ciencias que sea, no olvides que ella jamás será sino el itinerario
trazado por adelantado, y a grandes rasgos, de una progresión real. Si lo olvidas, si crees haber acabado de despertar porque has establecido por adelantado las condiciones de tu despertar perpetuo, en ese momento, otra vez te quedas, te quedas dormido en la muerte espiritual que te propongo llevar a cabo junto conmigo puede resumirse en dos palabras: permanecer
despierto. Ante todo te pedí despertar, constatar de qué tienes conciencia en este momento. Tienes conciencia de un cambio continuo. Además, has sentido, bajo una u otra forma, una necesidad de llegar a ser algo que no eres todavía; pero es posible que –comprendiéndome mal- declares que no sientes
nada semejante; aún entonces puedes experimentar que, si aceptas pasivamente las condiciones que se imponen a tu conciencia, duermes. Despertar no es un estado, sino un acto. Y los hombres están despiertos con mucha menor frecuencia que lo que sus palabras tienen la pretensión de hacerlo creer.

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